El otro día repusieron en la tele la pelicula “El caso de Thomas Crown” en su versión moderna, la del director John McTiernan y que es un remake de la primitiva estrenada en 1964, dirigida por Norman Jewison y en la que los principales actores eran Steve McQueen y Faye Dunaway.
En esta última versión, que es la única que he visto y por cierto, innumerables veces, el tal Thomas Crown (interpretado por Pierce Brosnan) es un multimillonario y distinguido individuo que con la idea de divertirse y demostrar su capacidad como triunfador planea el robo de un Monet del Museo Metropolitano de Nueva York lo cual consigue. Posteriormente se cruzará en su camino una bella detective (René Russo) que trabaja para la agencia de seguros del museo y que en su investigación empezará a sospechar de él convirtiéndose la película en un juego de escaramuzas y seducción por ambas partes.
En esta película, cada vez que la veo, hay un detalle que siempre me resulta interesante y es el juego que John Mc Tiernan recrea en base al famoso cuadro del pintor surrealista René Magritte titulado “El hijo del hombre” también conocido popularmente como “El hombre del bombin”.
En este cuadro, Magritte pinta a un hombre que dicen, es su autorretrato, tocado con un bombín y una corbata roja y al que una verde manzana le oculta el rostro dejando al descubierto un ojo que parece observarnos. El hombre está delante de un muro a cuyas espaldas se adivina el mar y extrañamente, su brazo izquierdo da la impresión de que estuviera retratado desde un observador situado detrás pues se nota la prominencia del codo marcada en la manga de su chaqueta.
Es un cuadro misterioso, como toda la pintura de los surrealistas, de los que nunca sabemos realmente que nos quieren decir dejándonos el campo abierto para que elaboremos nuestras propias conjeturas.
Magritte tituló su cuadro como “El Hijo del hombre” y por tal motivo, se ha formulado por los analistas la teoría de una simbología con Adán por aquello del hijo del Hombre y la manzana que en este caso representaría la tentación del hombre moderno.
A Magritte, que pintó este cuadro en 1964 tres años antes de su muerte, se le preguntó por el significado de su cuadro y el contestó: "La manzana oculta lo visible pero oculta el rostro de la persona. Detrás de todo lo que vemos se esconde otra cosa pero siempre queremos ver lo que está oculto por lo que vemos. Hay un interés en lo que está oculto y lo visible, que no se nos muestra. Este interés puede provocar un sentimiento muy intenso, una especie de conflicto, se podría decir, entre lo visible, lo oculto y lo visible que está presente".
Se podría decir que Magritte ha retratado el interés que todos tenemos por saber lo que hay detrás de cada uno de los seres que vemos y el conflicto que nos genera no saber la verdadera identidad del que nos mira y nos conoce y del que nosotros no sabemos nada y del que intentamos imaginarnos como es y cuales pueden ser sus modos y sus intenciones. No hay nada que preocupe más al ser humano y que le produzca más sentimiento de inferioridad que enfrentarse a lo desconocido. El no poder ver completamente al hombre que estás viendo y con el que te has de batir. Lo que ves, a veces oculta lo que realmente querrías ver.
Con respecto a John McTiernan, no sé cual es el mensaje que intentó transmitir con la repetida aparición de este cuadro a lo largo de la pelicula. Lo muestra en la visita que hacen la investigadora y Crown al museo. Aparece otra vez cuando ella insinúa que el cuadro robado está debajo del Magritte. En la habitación desde donde la policía sigue la entrada del ladrón en el museo hay también colgada una reproducción del cuadro.
El final de la película cuando Thomas Crown, disfrazado como el hombre del cuadro, con bombín y corbata roja, devuelve el cuadro en el museo creando la confusión entre los policías que le esperan mientras van apareciendo numerosos individuos vestidos igual que él y que portan maletines idénticos de los que al abrirse aparecen fotocopias del cuadro de “El hijo del hombre” es espectacular. La voz de Nina Simone como fondo de la escena con la canción “Sinnerman” le da un ritmo trepidante a la acción.
A lo mejor John McTiernan en su cinta ha querido hacer un símil entre lo que vemos y lo que nos oculta aquello que estamos viendo. Tal vez, no ha querido representar ningún significado ni idea y simplemente, le gustó la imagen del hombre del cuadro para el personaje de su película.
Un detalle a mencionar es que, este cuadro pertenece a una colección particular y no está colgado en la pared de ningún museo y mucho menos en el Metropolitan Museum de Nueva York donde se desarrolla la acción y que tampoco fue rodada allí sino en la Biblioteca Nacional pues no se le dió permiso para rodar los interiores en dicho museo.
En cualquier caso, la película engancha, la vuelves a ver entera siempre que la reponen y sobre todo, sirve para recordar a un gran genio como Magritte.
En esta última versión, que es la única que he visto y por cierto, innumerables veces, el tal Thomas Crown (interpretado por Pierce Brosnan) es un multimillonario y distinguido individuo que con la idea de divertirse y demostrar su capacidad como triunfador planea el robo de un Monet del Museo Metropolitano de Nueva York lo cual consigue. Posteriormente se cruzará en su camino una bella detective (René Russo) que trabaja para la agencia de seguros del museo y que en su investigación empezará a sospechar de él convirtiéndose la película en un juego de escaramuzas y seducción por ambas partes.
En esta película, cada vez que la veo, hay un detalle que siempre me resulta interesante y es el juego que John Mc Tiernan recrea en base al famoso cuadro del pintor surrealista René Magritte titulado “El hijo del hombre” también conocido popularmente como “El hombre del bombin”.
En este cuadro, Magritte pinta a un hombre que dicen, es su autorretrato, tocado con un bombín y una corbata roja y al que una verde manzana le oculta el rostro dejando al descubierto un ojo que parece observarnos. El hombre está delante de un muro a cuyas espaldas se adivina el mar y extrañamente, su brazo izquierdo da la impresión de que estuviera retratado desde un observador situado detrás pues se nota la prominencia del codo marcada en la manga de su chaqueta.
Es un cuadro misterioso, como toda la pintura de los surrealistas, de los que nunca sabemos realmente que nos quieren decir dejándonos el campo abierto para que elaboremos nuestras propias conjeturas.
Magritte tituló su cuadro como “El Hijo del hombre” y por tal motivo, se ha formulado por los analistas la teoría de una simbología con Adán por aquello del hijo del Hombre y la manzana que en este caso representaría la tentación del hombre moderno.
A Magritte, que pintó este cuadro en 1964 tres años antes de su muerte, se le preguntó por el significado de su cuadro y el contestó: "La manzana oculta lo visible pero oculta el rostro de la persona. Detrás de todo lo que vemos se esconde otra cosa pero siempre queremos ver lo que está oculto por lo que vemos. Hay un interés en lo que está oculto y lo visible, que no se nos muestra. Este interés puede provocar un sentimiento muy intenso, una especie de conflicto, se podría decir, entre lo visible, lo oculto y lo visible que está presente".
Se podría decir que Magritte ha retratado el interés que todos tenemos por saber lo que hay detrás de cada uno de los seres que vemos y el conflicto que nos genera no saber la verdadera identidad del que nos mira y nos conoce y del que nosotros no sabemos nada y del que intentamos imaginarnos como es y cuales pueden ser sus modos y sus intenciones. No hay nada que preocupe más al ser humano y que le produzca más sentimiento de inferioridad que enfrentarse a lo desconocido. El no poder ver completamente al hombre que estás viendo y con el que te has de batir. Lo que ves, a veces oculta lo que realmente querrías ver.
Con respecto a John McTiernan, no sé cual es el mensaje que intentó transmitir con la repetida aparición de este cuadro a lo largo de la pelicula. Lo muestra en la visita que hacen la investigadora y Crown al museo. Aparece otra vez cuando ella insinúa que el cuadro robado está debajo del Magritte. En la habitación desde donde la policía sigue la entrada del ladrón en el museo hay también colgada una reproducción del cuadro.
El final de la película cuando Thomas Crown, disfrazado como el hombre del cuadro, con bombín y corbata roja, devuelve el cuadro en el museo creando la confusión entre los policías que le esperan mientras van apareciendo numerosos individuos vestidos igual que él y que portan maletines idénticos de los que al abrirse aparecen fotocopias del cuadro de “El hijo del hombre” es espectacular. La voz de Nina Simone como fondo de la escena con la canción “Sinnerman” le da un ritmo trepidante a la acción.
A lo mejor John McTiernan en su cinta ha querido hacer un símil entre lo que vemos y lo que nos oculta aquello que estamos viendo. Tal vez, no ha querido representar ningún significado ni idea y simplemente, le gustó la imagen del hombre del cuadro para el personaje de su película.
Un detalle a mencionar es que, este cuadro pertenece a una colección particular y no está colgado en la pared de ningún museo y mucho menos en el Metropolitan Museum de Nueva York donde se desarrolla la acción y que tampoco fue rodada allí sino en la Biblioteca Nacional pues no se le dió permiso para rodar los interiores en dicho museo.
En cualquier caso, la película engancha, la vuelves a ver entera siempre que la reponen y sobre todo, sirve para recordar a un gran genio como Magritte.
La verdad que siempre me atrajo ese cuadro por la pelicula sin saber porque...... ahora puede ser una razón por la cual me gusta. Las otras no se...
ResponderEliminarAdoro la pelicula , adoro el cuadro y estoy preparando una reproduccion del mismo con el texto de la letra del tem aprincipal del film escrita a manuscrito sobre la reproduccion, la pondre en un departamento que remodelo para un ser especial enigmatico extraordinario como el personaje y la pintuara misma. Saludos.
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